viernes, 2 de abril de 2010

Capítulo X: Tempo para una bailarina.

Amber, Katy y Uriel iban caminando juntos hacia el comedor; Katy iba en el medio y dándole un sermón a Amber, mientras que Uriel permanecía callado y pensaba que Katy parecía la madre de Amber.

-Sí, mamá –contestó Amber aún atontada y distraída.

-Ahg, no te meto un sopetón porque acabas de salir de la enfermería –refunfuñó Katy molesta –es que, ¿cómo se te ocurre no comer nada? ¿Acaso eres idiota, chica?; es que no te mueres porque Madame Angeliqué y yo te recordamos todos los días que respires, estúpida.

Uriel entornó los ojos y llegaron al comedor. Agnes casi se le lanza encima al pobre, si no es porque reacciona y da un paso hacia atrás.

-¡Uriel! ¿Almuerzas conmigo? –le preguntó mientras le ponía una mano en el pecho.

Uriel apartó su mano lentamente. –No, voy a… -miró alrededor y vio a Lestat sentado en una mesa –voy a almorzar con Lestat –fingió una sonrisa.

-Bueno, está bien. Mañana almorzarás conmigo –le dio un beso en la mejilla y se fue.

Amber les miró un poco molesta pero no le paró mucho al sentimiento que tenía; el hambre le tenía mal, y si no comía pronto, se desmayaría de nuevo.

-Ya que tú vas a comer con el tal Lester, yo me voy –comentó Amber un tanto irritada aún –gracias por llevarme a la enfermería y adiós.

Uriel la tomó por la muñeca y casi hace que Amber choque contra su pecho. -¡Es Lestat! Y no vas a ningún lado. Almorzarás conmigo.

-No me jodas, chico –frunció el ceño- pues, verás que a mí me da la gana de almorzar con Katy nada más.

-Y a mí me da la gana de que tú y tu amiga almuercen conmigo y mi amigo, ¿cómo la ves?

-Pues no me puedes obligar –sacudió su brazo tratando de liberarse pero aún estaba muy débil para luchar. –Me estás haciendo daño, soberano estúpido.

-Acabo de decirle que no a una mujer espectacular sólo porque quiero almorzar contigo, ¿y me dices que no? –bufó.

-Nadie te mandó a rechazar a la muy espectacular tipita esa –refunfuñó Amber.

Katy observaba la discusión un poco inquieta; sabía que Amber tenía poca paciencia y podía llegas a abofetear al otro.

Uriel sonrió de oreja a oreja. -¿Estás celosa?

-¡Ja! ¿Yo celosa? –Frunció el entrecejo- ¿De esa bicha que parece una prostituta diurna?... No me hagas reír.

Uriel carcajeó. –Tienes toda la razón. Pero se nota cómo los celos te carcomen.

Amber sintió impotencia y sacudió su brazo nuevamente. –Suéltame –se quejó- si no quieres que te muerda.

-Atrévete –le dijo Uriel casi en un susurro.

Amber bufó frustrada y arremetió contra la mano que la apresaba; miró a Uriel que no parecía ni un poco afectado.

-Este carajo definitivamente no es normal. No siente y es duro como una roca –pensó mientras mordía con más fuerza.

Uriel se burló. -¿Terminaste?

Amber se retiró sobándose la mandíbula con la otra mano.

-Tú eres un maldito fenómeno bastardo.

Uriel rió. –OK, ahora me toca a mí –acercó la mano de Amber hasta su boca, hizo como si fuese a morderla y ella cerró los ojos con fuerza, pero sólo besó su mano y rozó sus labios hasta la coyuntura del codo.

Amber tembló ante el contacto y las partes donde Uriel besó se calentaron e hizo que el corazón se le acelerara estrepitosamente, no pudo articular palabra; aún estaba un poco débil, y esa sola caricia hizo que sintiera que se desmayaría nuevamente.

-Entonces, ¿almorzarás conmigo? –le preguntó con un tono de voz suave y sonriendo.

-Eh…yo…yo –tartamudeó sonrojada.

–Sí, vamos a comer con ustedes –declaró Katy- si seguimos en este plan, no comeremos nunca –refunfuñó- vamos a formarnos en la cola, estoy cansada de su espectáculo. Todos nos están mirando.

-Fue culpa de Amber…-dijo Uriel.

Los tres caminaron hacia la fila de gente. Una vez allí, pidieron dos pedazos de pizza vegetariana cada uno y jugos de parchita. Caminaron hasta la mesa de Lestat y se sentaron junto a él.

-Buen provecho, Lestat –le dijo Uriel.

-Gracias, igual –respondió.

-Ellas son Amber y Katy –hizo un ademán hacia cada una.

-Mucho gusto en conocerlas –Lestat fijó su mirada en Katy. Se había dado cuenta de que Uriel anduvo marcando territorio en Amber.

Katy entornó los ojos y Amber hizo un ademán de saludo con la cabeza.

-Lo que me faltaba pues –pensó Katy y empezó a comer. Amber hizo lo mismo y jugaba distraídamente con su comida.

-¿Estás preparado para la evaluación? –preguntó Lestat.

-Nací preparado –le contestó Uriel.

Lestat sonrió. –Así me gusta.

Un muchacho con el cabello castaño claro, los ojos marrones, blanco y con cara de niño se le acercó a Amber.

-Hola, Ber –le dio un beso tan cerca de sus labios que casi Uriel lo mata con la mirada.

-¿Qué hay, Thony? –Amber le devolvió el beso cerca de los labios también y siguió comiendo sin percatarse de nada; Anthony rodeó el cuello de Amber con sus brazos y apoyó su cabeza de la de ella. -¿Sabes que contigo así no puedo comer? –se quejó con desgano.

Katy los miraba un poco triste e incómoda, pero Amber ni se daba cuenta. Mientras que Uriel casi rompía el vaso que estaba en sus manos. Lestat estaba concentrado en su comida y no se daba cuenta de la ira de Uriel, la distracción de Amber y la tristeza de Katy.

-Por cierto, Ber. Mañana ven a mi casa –comentó Thony sonriendo. –Te tengo una sorpresa.

-A tu casa no voy sola –contestó Amber tragando un bocado de pizza. -¿Puedo llevar a Katy conmigo? –señaló a su lado; Katy se sobresaltó al escuchar su nombre y Thony la miró un tanto aburrido, se encogió de hombros.

-Como quieras, pero lo que te voy a enseñar sólo puedes verlo tú –sonrió pícaramente y le besó la mejilla; Amber se quedó quieta asintiendo. –Aquí está el cigarro que me prestaste el otro día -. Le colocó el cigarrillo en la mano –Me voy, nos vemos mañana.

Amber sólo se limitó a decir: -Claro –y siguió comiendo tranquilamente.

Uriel estuvo al borde de la histeria, pero no lo demostró de ninguna manera. Solamente permaneció tranquilo y sin reprocharle nada a Amber; si ella no le prestaba atención al loco ese, ¿por qué habría de prestarle atención él?, suspiró y se relajó.

-Lestat, ¿no tenías una prueba? –le preguntó.

-Sí, pero me la pusieron para más tarde.

-¿Podrás acompañarme a la audición?

-Precisamente tengo la prueba a esa hora.

-Bueh… -Uriel suspiró. –Que te vaya bien.

-De hecho, debo irme ya –se limpió la boca. –Gusto en conocerlas, chicas –se fue.

-¿Qué harás ahorita, Amber?

-Clase de francés, pero me da fastidio ir –comió su último pedazo de pizza pero quedó con hambre.

-No me vas a dejar sola otra vez –Katy frunció el entrecejo.

-Mmm… si surge algo mejor, me voy –contestó mirando el trozo de pizza sin acabar de Uriel.

Uriel la miró. -¿Lo quieres? –le preguntó.

-¿Me la das? –preguntó sonriendo.

-Si vas conmigo a la evaluación que tengo, te lo daré… De lo contrarió, me lo comeré y tú tendrás que comprarte uno.

Amber miró a Katy con ojos de cachorrito abandonado.

-¡Amber! ¿Me vas a dejar por un pedazo de pizza?

-Sigo con hambre –contestó.

-¡Ahg! Haz como te venga en gana, pero si Madame Angeliqué pregunta, le voy a decir que no te vi.

-Gracias –sonrió y miró a Uriel asintiendo.

Uriel le entregó el pedazo de pizza y la observó devorárselo- Deseó volver a sentir hambre por ese tipo de comida… Entonces recordó el olor de la sangre de Amber y sus ojos cambiaron a rojo por dos segundos; parpadeó varias veces y se sobó los párpados.

Al terminar, Amber quedó satisfecha y sonreía de oreja a oreja; Katy ya se había ido y sólo quedaban ella y Uriel que le observaba.

-¿Y qué clase de evaluación tienes? –preguntó limpiándose la boca con la servilleta.

-Tengo que tocar piano frente a unos espectadores para que me digan dónde debo ver clases y en qué nivel estoy.

-Mmm… ¿Y tocas bien? –preguntó escéptica.

“¿Bien? Bien es poco, querida”, pensó. –Sí, ahí… más o menos.

-Está bien, vamos. Pero, mañana me brindas el almuerzo otra vez por acompañarte. Katy se molestó y no fui a francés.

-Como si eso te importara mucho –bufó- está bien, mañana te brindo -. Vio la hora en su reloj de muñeca. –Faltan 10 minutos. Debemos irnos -. Ambos se levantaron, llevaron sus bandejas y caminaron hacia la sala de los espectadores. Una vez allí, se dieron cuenta de tenían 3 personas por delante.

A las 4:30pm dejaron al primero. No tardó ni 5 minutos, cuando lo vieron salir nuevamente y llorando. Uriel se sorprendió.

Amber pensaba: -pobre tipo –ella sabía lo estrictos que podían llegar a ser en las audiciones –espero que el alienígena esté bien cuando lo rechacen –pensó y le miró con lástima.

Pasaron los 2 que seguían y luego le tocó a Uriel. Éste tomó aire y pasó. Amber pasó junto con él.

Una espectadora tenía cara de estresada. “Uno más que se irá en un dos por tres”, leyó Uriel en sus pensamientos, pero no dejó que eso lo alterara. -¿Uriel Ivancov?

-Sí.

-¿Qué tocara?

-Fightless bird, American mouth de Iron and Wine.

-Está bien. Comience.

Uriel tomó asiento y empezó a tocar con delicadeza el piano; cerró sus ojos e imaginó a Amber bailando mientras él le tocaba esa canción. Se sentía feliz con sus pensamientos e imperturbable.

Amber que había entrado predispuesta, pero al oír sólo las primeras notas, quedó abrumada. Había escuchado a muchas personas tocar el piano antes, pero nunca había escuchado un sonido así; cerró los ojos y se imaginó danzando al compás de la suave canción. Uriel acariciaba cada nota como si cada una de ellas fuese igual de importante; el tempo era perfecto y hacía estallar una mezcla de sentimientos: amos, alegría, tristeza… Todo combinado, hacían que el corazón de Amber latiera tan rápido que quiso llorar de la emoción. Al finalizar la tonada, Amber abrió los ojos llenos de lágrimas y se encontró con que Uriel la observaba con una leve sonrisa en sus labios; ella se sonrojó limpiándose las lágrimas.

-Esto no es bueno –pensó aún con el corazón acelerado. –No me puedo enamorar del raro éste.

Todos en la sala quedaron impactados. Esperaban a un simple principiante.

1 comentario:

  1. La canción que toca Uriel es la Número 16 en el Ipod!! allí aparece con el nombre de Moonless night!! pero el verdadero nombre es el que dice Uriel en el cap!! ;) espero les guste!

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