miércoles, 7 de abril de 2010

Cap XII: besos robados e interrumpidos.

Luego de que almorzaran, Amber y Katy tomaron el ferry y Katy condujo con su Mini-couper desde el estacionamiento hasta su casa en Warrent, de allí se iban caminando a casa de Anthony que quedaba relativamente cerca y luego Amber se quedaría en casa de Katy a pasar la noche.

-Katy, deberías comprarte un auto más grande.

-No lo necesito, soy pequeña y tú eres la única que se monta aquí conmigo.

-Pero y si un día quieres llevar a un chico, no van a caber.

-Sí cabemos.

-Pero digo, si quieren hacer cositas –sonrió con picardía.

-¡Amber!

-¿Qué?

-Eres una pervertida.

-Como tu amiga, te quiero ayudar. Tú misma dijiste que tu virginidad es un problema.

-Ahg, ni me hables de eso, ya pasé un mal rato con eso hoy.

-¿Con quién?

-Este tipo, el amigo del chupa sangre… el tipo resultó ser un zángano, morboso y muy perro.

-¿Lester?

-Creo que es Lestat.

-Bueno, ¿qué importa? No le pares y ya… aunque no está nada mal, pero no es mi tipo.

-Tu tipo es más como el chupa sangre.

-Algo así.

-¿Te gusta?

-No sé, pero una cosa sí es segura: él me atrae como no tienes una idea.

Lestat y Uriel no tenían más clases; salieron en el mismo ferry que Amber y Katy. Lestat se había venido en el carro de su padre por eso no se trajo su Ferrari, por lo que se fue en el One-77 de Uriel.

Uriel vio a Amber montándose en el auto de Katy; recordó la conversación del comedor y frunció el ceño. “Seguro ira a la casa del tal Thony”, pensó. Hizo sonar el motor del carro.

-Hey, ¿qué te sucede? –le preguntó Lestat.

-Nada…- Le contestó casi gruñendo.

Lestat carcajeó y vio a Amber. -¿Celos?

Uriel relajó el rostro y sonrió. –Más bien… Curiosidad. Las seguiremos -. Se puso en marcha detrás de las chicas.

A Lestat se le borró la sonrisa de la cara. –Ya veo que lo bipolar se contagia.

-Deja de decir estupideces. Sé lo que hago.

Los oídos de Uriel eran agudos, así que escuchó cada palabra que se dijo en el Mini-couper delante de él. Sonrió al escuchar que Amber dijo: “No sé, pero una cosa si es segura: él me atrae como no tienes una idea”.

Amber y Katy llegaron a la casa de Katy, aparcaron el auto y se fueron caminando a la casa de Thony; Amber lucía distraída, Katy supuso que era porque tenía sueño, desde esa mañana estaba así.

-¿Me puedes decir que rayos te pasa últimamente? -preguntó Katy un tanto irritada.

Amber la miró con los ojos entrecerrados.

-Nada, sólo tengo sueño.

-No hoy, estúpida; digo, desde hace una semana... estás más extraña de lo normal.

Amber se carcajeó por la declaración de su amiga, más extraña de lo normal, sabía que era extraña pero no se había percatado que estaba todavía más rara.

-Eso sucede por pasármela con gente rara. Estos días conocí a uno que es más raro que un homosexual que se vuelve heterosexual.

-¿Estás hablando del chupa sangre, o del perro?

-De Uriel, el otro ni siquiera recuerdo el nombre como se debe.

-¿Lestat?

-Ese mismo, bueno es como un cero a la izquierda, ¿sabes?

-¡Ja!, lo que es realmente es un idiota sin escrúpulos.

-Ya deberías estar acostumbrada, Katy. Por más inocente que parezcas, la verdad eres muy popular con los chicos, pero tu timidez es un problema.

-No necesito un hombre que sólo quiera tener esa clase de “relación” conmigo; yo busco amor, no sexo.

-No puedo creer que creas en esas cosas tontas -se burló Amber -el amor sólo existe en cuentos.

-No es cierto, el amor verdadero es algo difícil de encontrar -Katy sonrió mirando al cielo -por eso el que lo encuentra se vuelve la persona más feliz del mundo, yo quiero ser una de esas personas.

-Tan linda como siempre, quisiera creer en eso tan fervientemente como tú, pero mi experiencia no me permite asimilar esa teoría -se lamentó Amber -espero que tú lo encuentres, te lo mereces, pero yo dudo que de verdad exista tal cosa para mí.

-El amor verdadero es para todos, Amber.

-Si claro.

Uriel aparcó el auto detrás de unos arbustos y observó a Amber y a Katy caminando hacia la casa del tal Thony. Lestat estaba más que aburrido; no podía creer que estuviera siguiendo a una bailarina bipolar y a la virgen María personificada junto con un vampiro obsesionado.

Lestat bufó. -¿Cuánto tiempo pretendes estar aquí?

-El que sea necesario –le respondió Uriel mientras apagaba el carro y abría las ventanas.

-¿Entrarás en la casa?

-Sólo si es necesario.

-¡Bah! Por favor, Uriel. Hay más mujeres, y tú tienes vueltas locas a toda una fila. Vámonos de aquí.

-No.

-Entonces me iré yo –Lestat se propuso a abrir la puerta cuando Uriel le gruñó de tal forma que lo hizo dar un respingo y se quedó inmóvil en su asiento. –Está bien, vampiro. Está bien, me quedaré aquí.

Amber tocó el timbre relajada, Katy sintió nervios pero trataba de parecer normal. Anthony abrió la puerta, no tenía camiseta, cargaba unos jeans gastados y llenos de pintura, y en la mano una lata de pintura en aerosol. Se podían ver sus músculos, sonrió al ver a las dos damas en la puerta de su casa.

Amber le saludó como si lo viera así todos los días, mientras que Katy casi se desmaya de la impresión

-Deberías ponerte algo, podrías asustar a los vecinos -comentó Amber adentrándose a la casa.

-Tch -sonrió -más bien hacen fila para tomarme fotos.

-Por favor -Amber entornó los ojos, Katy siguió a Amber dando tumbos tratando de no poner a Anthony en su campo visual -¿y qué es lo que me querías enseñar?, ¿no me digas que culminaste tu obra maestra? -Amber se entusiasmó un poco ante la idea.

Anthony sonrió afirmando su sospecha, Amber le devolvió la sonrisa con mucho más entusiasmo, parecía niña con juguete nuevo.

-Pero nada más te lo puedo mostrar a ti -comentó Anthony guiándolas hasta su estudio, su casa era enorme y estaba decorada con muchas obras de arte, desde pinturas hasta esculturas famosas y caras -espero que no te moleste Ber, ni a ti tampoco amiga de Ber.

-N... no hay problema, por mí -contestó Katy apenada y un poco triste porque le seguía llamando amiga de Amber.

-Su nombre es Katy, no "amiga de Ber" -espetó Amber irritada -ella es mi amiga pero también es un individuo estúpido idiota, tienes que tratarla como tal.

-Si -rió Thony -no te enojes, Ber. Lo siento... Katy.

Katy asintió aliviada y feliz de que por fin dijera su nombre, bueno el diminutivo de su nombre, pero aún así estaba que saltaba en una pata. Llegaron hasta el estudio de Anthony, él las dejó entrar a ambas y vieron una gran cantidad de pinturas y obras de arte muy modernas, todas hechas con pintura en aerosol.

Amber sonrió y Katy estaba completamente sorprendida.

-Es muy bueno, ¿verdad? -comentó Amber a Katy.

-Sí, muy talentoso.

-Bueno, chicas aquí se separan... Katy por favor siéntete cómoda de sentarte en cualquier sitio mientras llevo a Amber al otro estudio.

-Sí -fue lo único que logró decir antes de que Amber y Thony cruzaran otra puerta y ésta se cerrara con llave.

Lestat suspiró obstinado. -¿Y qué harás si la chica fue para allá por algo de acción que tú no le das?

Uriel le lanzó una mirada de hachas con tiros y cuchillos. –Lestat, vuelves a abrir la boca y te juro que no respondo.

-Pero si eres sensible… Ese loco se la pasa haciendo graffiti. Es un vándalo más como tu amiga bipolar. No te preocupes, seguro le está enseñando su nueva adquisición o algo parecido.

Uriel suspiró y volvió a ser él. –Creo que tienes razón. ¿Qué hago persiguiendo a esa chica? Ni que fuese mujer mía o algo así…

Lestat se encogió de hombros y alzó las cejas. -¿Sabes? Eso es exactamente lo mismo que estoy pensando yo.

Amber entró en una especie de cuarto secreto, Thony ya le había contado antes que no dejaba que nadie entrara en esa habitación, así que se suponía privilegiada. Allí había muchas más obras que en la habitación en donde habían dejado a Katy, pero casi todas estaban sin terminar y muchas de ellas eran tan excéntricas que lucían irreales. Amber las admiraba con sorpresa y emoción.

-Definitivamente eres un maldito genio -comentó mientras que Thony estudiaba su reacción divertido.

-Lo se, los dos somos unos genios... tú eres una maníaca del ballet y yo un loco de los graffiti, deberíamos ser pareja ¿no crees?

-No lo creo, los genios que están emparejados terminan en un loquero o peor, en la cárcel.

Anthony carcajeó y Amber le acompañó riéndose.

-Ven, por aquí -Thony se acercó a lo que parecía ser un cuadro cubierto por una manta blanca enorme -aquí está mi obra maestra -se regodeo y haló la manta.

El cuadro estaba lleno de colores muy vivos, era una especie de pintura abstracta hecha con aerosol naturalmente, si te ponías a detallarla se podía ver a una pareja en una posición muy comprometedora y a los alrededores habían personas de diferente formas, tamaños y colores mirándole, algunos con sorpresa, otros con envidia, pero casi todos con una mirada lasciva.

Amber se acercó maravillada y palpó la pintura suavemente con la mano para comprobar si era real.

-Es muy impresionante Thony -comentó sonriendo -es muy tú, ¿cómo la llamas?

-Una relación envidiable -apuntó y se acercó a ella -¿no provoca lujuria? -preguntó pícaramente.

-Sí, digo... es algo así como sexo en público, emocionante y lleno de adrenalina, te hace desear hacerlo siempre y te excita más -comentó distraída, estaba conciente de la intenciones de Thony pero le ignoraba.

-Por eso le pongo, envidiable, mucha gente ve con horror esos actos en público, pero la verdad en el fondo envidian esa clase de emoción sexual que provoca hacerlo en público.

-Estoy de acuerdo en eso, pero no todo es así... digo si estás con una persona que lo que quiere es sexo rápido para satisfacerse a si mismo y no a su pareja, la otra persona no disfruta del todo... lo digo por experiencia.

-¿Hablas de Brian?

-De casi todos con los que he estado

-Si fuera yo, buscaría la manera de complacerte a ti primero y luego a mí -se acercó aún más y le besó la mejilla.

-Ya te dije que eso nunca sucederá, Thony. Tú eres como mi hermano -Amber se alejó de él dirigiéndose a la puerta -vamos, no quiero que Katy se empiece a sentir sola.

Anthony refunfuñó y le siguió por la puerta.

-Se tardan demasiado, ¿no crees? –dijo Uriel.

-Bien buena la cuestión –musitó. –Déjala que disfrute, no es nada tuyo. Tú deberías andar por ahí disfrutando con… Mm con Agnes. Esa está que te da trillizos –carcajeó.

-Es que… ag. –Uriel se sobó las sienes. “No me puede gustar Amber, sólo me gusta estar con ella, nada más….”, pensó. –Siento que debo protegerla…

-¿¡Qué!? –preguntó Lestat con un hilo de voz. –Na., tú estás de manicomio definitivamente.
Uriel rió. –Posiblemente. Pero es lo que siento.

-No, papá. Usted no siente eso, o tal vez sí. Pero, esa mujer… Amber, la bailarina bipolar, te trae loco. A tal punto de que la estás persiguiendo sólo para saber si está bien y si no te está montando los cuernos.

Uriel le miró con reprobación. –Aunque no lo creas, muero por saber qué sucede ahí dentro –miró la casa.

-No tienes que decírmelo. Lo creo… Y llegué a la conclusión de que estás demente. No te falta un tornillo, sino todas las tuercas y clavos –bufó.

-Sólo esperaré a que salga… Que vaya a su casa y pues, te llevaré a la tuya y no haré nada más.

-Está bien. Pasemos Navidad aquí si quieres. Y pascuas también… y el día de los reyes magos…

-¡Lestat! Basta, ¿si? Ya te dije lo que haré.

-Muy bien. Esperaremos. Genial –Respiró hondo. –Tendré que buscar un alambre y ponerlo en mi trasero porque debe estar tan plano que no se le debe notar la división.

Uriel carcajeó. –El comentario hubiese sido mejor sin detalles.

-Sólo soy sincero –sonrió orgulloso.

-¡Ja! Claro…

Katy se levantó del asiento cuando escuchó que el seguro de la puerta donde entraron Amber y Thony se abrió. Amber salió con rostro inexpresivo mientras que Thony lucía evidentemente decepcionado.

-Ya nos vamos, Katy. No quiero que se nos haga de noche y todavía estemos aquí -apuntó Amber –mira, ya está empezando a anochecer y sabes que no me gusta la obscuridad.

-Si, lo sé -contestó Katy algo confundida, miró a Thony que estaba como ausente pero se notaba su molestia -¿sucedió algo? -preguntó a Amber en un susurro.

-No, no sucedió absolutamente nada -aseguró Amber sonriendo -ahora vamos.

Katy se encogió de hombros y siguió a Amber y a Thony que se dirigían hacia la puerta. Una vez allí, salió de la casa despidiéndose de Thony pero éste no le prestó mucha atención, ya que estaba embelezado hablando con Amber.

-Espero que te haya gustado -sonrió Thony, lucía recobrado de su irritabilidad.

-Me fascinó, sabes que soy una gran fan tuya -aseguró Amber con una sonrisa -bueno, adiós -Amber se acercó para darle un simple beso en la mejilla como acostumbraba. Pero esta vez, Anthony la tomó por sorpresa, haciendo un giro rápido, le robó un beso en los labios, algo que dejó pasmadas a Katy y a Amber.

-Bueno -Thony observó sonriente a Amber que estaba sorprendida mientras se lamía el labio inferior -nos vemos, mi ballerina.

Cerró la puerta, Amber se giró mirando a Katy sorprendida.

-¿Qué fue todo eso? -le preguntó.

-Bueno, parece que te robó un beso -contestó Katy sonrojada y algo triste.

-Bastardo -Amber se repuso -cuando te vea otra vez, te asesino -gritó a la puerta, agarró la muñeca de Katy y se la llevó arrastrada –vamos, que está empezando a atardecer -murmuró irritada.

A Uriel se le pusieron los ojos rojos y todo lo que era blanco en ellos, cambió a negro al ver cómo Anthony había besado a Amber. Gruñó y encendió el auto.

Lestat estaba estupefacto con la reacción de Uriel. Jamás lo había visto así y temía por lo que fuese capaz de hacer. -¡Uriel! Recuerda que según nosotros somos normales.

-¡Yo no soy normal! –gruñó al verlo. Sus colmillos estaban afuera, su globo ocular completamente negro y sus ojos rojos. Lestat no quiso ni tocarlo.

-Fue obligada, Uriel. No hagas una barbaridad.

Uriel arrancó y aceleró tan rápido que en menos de tres segundos estaba casi al lado de Amber y Katy.

Amber se sobresaltó al ver el flamante One-77 de Uriel a su lado, le miró con sorpresa cuando bajó el vidrio su rostro estaba enfurruñado, lucía extremadamente furioso, tanto que Amber temió por su vida.

-¿Qué? -preguntó ésta un poco temerosa pero con altanería.

Uriel detuvo el auto y se bajó. Abrió la puerta de pasajeros. –Súbete –Le ordenó.

-¿Y si a mí no me da la gana? -respondió con molestia.

Uriel frunció el ceño. –Entonces te obligaré –Agarró a Amber y a Katy de un brazo y las metió en su One-77. Se subió al asiento del piloto y puso el seguro para que ninguna pudiera salir, luego aceleró a toda velocidad.

-¿QUÉ CARAJO SUCEDE CONTIGO? -gritó Amber una vez que estuvieron metidas en el auto, Katy estaba irritada también pero no se atrevió a decir palabra, sólo se limitó a mirar con mala cara a Lestat.

Lestat miró a Katy por el retrovisor. –Ah, no me jodas chica. A mí no me mires así. El que nos acaba de secuestrar es éste –apuntó a Uriel.

-A mí no me hables con tanta confianza, tú perro -contestó Katy.

-¿Y POR QUÉ CARAJO NOS SECUESTRAS DE ESA MANERA? -Amber siguió gritando a Uriel, pero éste no se dignaba a contestar

-¡Ja! Nos acaban de secuestrar y tú estás pendiente de si te hablo con confianza o no. ¡Qué ovarios tienes tú! –le gritó Lestat a Katy.

Uriel estaba obstinado por tanto griterío, pero no era capaz de articular palabra; estaba que botaba fuego por la boca, pensaba que si tuviese ese poder, lo haría. Pero sólo se concentró en el camino. No tenía un rumbo fijo.

-Ahg, cállate -protestó Katy a Lestat.

Amber por su parte dejó de gritar, ya que Uriel no se dignaba a contestar, sólo pensaba -cuando detenga el auto, juro que lo voy a matar.

Uriel se adentró en la carretera de un bosque; se podía ver el lago de la universidad desde allí. Se bajó, cerró la puerta con fuerza y sacó a Amber por un brazo. No le prestó ni la más mínima atención a los golpes que le daba ni a las groserías que le gritaba.

-¡SUELTAME PEDAZO DE CABRON ANDANTE! -gritaba Amber tratando de zafarse del fuerte apretón con que Uriel tenía apresado su brazo -ME ESTÁS HACIENDO DAÑO, ANIMAL DE MIERDA, ¡SUELTAMEEEE!
A Katy y a Lestat no les dio tiempo de reaccionar cuando Uriel se llevó a Amber, sólo escucharon los gritos de Amber hasta que se perdieron en la maleza del bosque.
Katy miró a Lestat molesta.
-Si el chupa sangre le hace algo a Amber, no respondo –advirtió.
Lestat sonrió. –No le hará nada. Como mucho, le chupa la sangre y ya, así como tú dices –carcajeó. –Pero no creo, tal vez sólo le arme un sermón y la lleve a su casa… Los sermones de Uriel son largos, así que te recomiendo que bajemos del auto y paseemos por ahí mientras esperamos a que vuelvan… Yo haré eso, si tú no quieres, pues bien, espera aquí –Lestat se bajó del auto.
Uriel soltó a Amber luego de que se dio cuenta de que estaba marcando su muñeca después de apretarla tanto. -¿¡Qué diablos hacías en esa casa!? ¿¡Por qué el tal Thony te besó!? ¿¡No y que sólo eran amigos, ah!?
-¿Acaso eso es peo tuyo? ¿Eres tú marido mío para andarme sermoneando sólo porque el otro imbécil me besó? -contestó Amber enojada sobándose el sitio donde Uriel le había apretado con fuerza -ve como me marcaste, tú maldito animal.
-¡Aag! ¡Eres una cualquiera! ¡Seguro andas abriéndole las piernas a quién sea por ahí! ¡Y quizás ese Thony es uno más en la lista! –gritó sin pensar lo que decía.
Amber le miró furiosa e indignada y lo abofeteó con todas sus fuerzas.
-A mí no me llames cualquiera, maldito bastardo. Yo no soy ninguna puta -reclamó gritando, estaba roja de la rabia -y si me dices así otra vez, te quito el miembro con un cuchillo -lágrimas de impotencia empezaron a salir por sus ojos -yo no ando acostándome con todo el que se presente por delante.
Uriel recapacitó. Su ira bajó al verla llorar. Pensó en todo lo que le dijo y se arrepintió. –Discúlpame, Amber – miró hacia otro lado; también sintió ganas de llorar, pero no lo hizo. Le avergonzaba la forma en que acababa de acusar a Amber.
-No puedes decir lo que acabas de decir y disculparte sin más -apuntó Amber secándose las lágrimas con las mangas de su chaqueta -tú ni siquiera sabes lo difícil que es para mí mantener una relación y lo terrible que es no sentir la misma emoción que sienten todos cuando tienen sexo.
-¿Prefieres que no retire lo dicho? –la miró. Uriel apretó sus puños. -¡Maldita sea! ¡No sé por qué carajo me tiene que pasar esto contigo! ¡No sé por qué coño quiero protegerte! ¡Tú te sabes cuidar sola! ¡Es más…! ¿¡Sabes qué!? ¡Me voy de esta mierda! –Uriel comenzó a caminar por el camino en el que vino.
Amber le miró un poco impactada y comenzó a llorar nuevamente, esta vez no sabía por qué -no puedo parar de llorar -se quejó sollozando y se sentó en el suelo -no te vayas estúpido, no me dejes aquí sola.
La noche se estaba acercando. Lestat se encontraba sentado en la grama y Katy a su lado con las rodillas flexionadas y abrazándolas. –Me encanta la noche –comentó Lestat mientras esperaba ansioso que anocheciera.
Katy le miró y asintió -A mí también, me gusta porque se pueden apreciar muchas cosas que no su pueden ver de día -sonrió -pero a Amber le aterra la obscuridad, sólo le agrada las noches en las que hay muchas estrellas y la Luna ilumine casi tanto como el Sol.

Lestat carcajeó. –Eso nunca pasará. Y debe estar casi muerta del miedo porque la noche está apunto de caer. Seguro Uriel la tiene muy bien entretenida –sonrió pícaramente.

-Ahg, ¿no puedes conversar como la gente normal sin tener que terminar todo lo que dices con cosas obscenas? -Katy le miró severa -eres sólo un perro sin escrúpulos, pobre de la que se case contigo -Se levantó de la grama y se limpió el trasero -mejor me voy a buscar a Amber. En algo tienes razón, debe estar muerta del miedo, no parece que vaya a salir la luna por esta noche.

Lestat la sostuvo por la muñeca. –Te equivocas, no soy perro. Lo que pasa es que amo mucho a las mujeres -sonrió. –Pero mi vida es muy divertida –comentó con mucho orgullo. –Y sí, seguro tu amiga debe estar asustada. Vamos a buscarlos. Pero a paso lento… No queremos interrumpir nada, ¿o sí? –movió las cejas rápidamente.

-Ahg... no me toques raro, no quiero que me contagies tu locura; además, si amas tanto a las mujeres, ¿por qué no te das cuenta de que si se enamoran de ti, sufren?, si las amaras de verdad no la harías sufrir; eso de lo que tu hablas, no es amor -apuntó severa- y yo camino como se me venga en gana -Katy trató de zafar su muñeca pero Lestat era muy fuerte y no le soltaba -¿quieres hacer el favor de soltarme?

-Si me prometes que irás despacio, te soltaré; sino, te tendré agarrada hasta que aparezca ese par, ¿comprendes? –se le acercó tanto a su rostro que pudo sentir la respiración de Katy.
Katy se sonrojó hasta las orejas y apartó su rostro -Es que tú no aprendes, de nuevo estás invadiendo mi espacio personal -trató de alejarse un poco -Está bien, iré cómo digas, pero aléjate de mí.

-Así me gusta –Lestat sonrió.

Uriel, se detuvo en seco al oír la petición de Amber. Se dio la vuelta y la vio sentada en el suelo llorando. Sintió que se le partía el alma viéndola así. La bailarina de cristal acababa de quebrarse, su bailarina, Amber; y todo por culpa de él.

-Amber, por favor deja de llorar –le imploró mientras se le acercaba.

-No puedo, no puedo dejar de llorar -sollozó restregándose los ojos con las manos -por favor no me dejes sola, tengo miedo, está obscuro -al afirmar esas palabras, lloró con aún más fuerza y empezó a temblar.

Uriel corrió hasta ella y la abrazó. –No me iré. Estoy aquí contigo –le dijo al oído, luego secó sus lágrimas con los pulgares y la miró fijamente. –Lo lamento, Amber –le besó la frente, después rozó sus labios hasta la punta de su nariz y estuvo apunto de besar sus labios. Sólo esperó a que ella prosiguiera.

Amber cerró los ojos al sentir los cálidos labios de Uriel, el corazón le empezó a latir con rapidez, tanta que temió que se le fuera a salir del pecho; esperó, o más bien, deseó, anheló que Uriel le besara en los labios y borrara todo rastro de los besos de otros hombres que le habían besado por mera conveniencia y por los cuales su corazón no se había acelerado tanto.

Sus labios apenas se habían rozado, pero el beso no pudo llevarse a cabo, ya que los gritos de Katy y Lestat los detuvieron.

-¡Uriel! –se escuchó la voz gruesa de Lestat.

-¡Amber! ¿¡Dónde estás!? –luego se escuchó la voz aguda de Katy.

Amber abrió los ojos al escuchar la voz de Katy, al ver a Uriel tan cerca se sintió muy apenada y retrocedió un poco
-Creo que nos llaman -comentó casi tartamudeando y roja de la vergüenza.
Uriel se apartó y se puso de pie. –Debemos irnos –le dijo y le extendió su mano para ayudarla a levantarse.
Amber, aunque no le era costumbre, se dejó ayudar y se levantó, pero el contacto con Uriel la hizo estremecer un poco, así que se tomó una distancia prudente, mientras miraba a otra parte y trataba de calmar su corazón desbocado.

-¡Aquí estamos! –les avisó Uriel mientras tomaba de la mano a Amber y la guiaba hasta los otros dos por la oscuridad.

A Amber que le aterraba la obscuridad, no se sintió inquieta, ya que Uriel estaba allí, se sentía inquieta era por lo que estaba comenzando a sentir por él; le dolía el corazón, se sentía ruborizada y un leve hormigueo en la boca del estómago le molestaba.

Los cuatro se encontraron en medio de la maleza.

–Oigan, yo sé que el bosque es muy divertido para hacer cosas locas, pero ya es de noche por si no se dieron cuenta. Les puede salir cualquier cosa –les dijo Lestat. –Además, la Virgen María anda preocupadísima por su amiga –Movió su mano con fastidio hacia Katy y entornó los ojos.

Katy le miró irritada. -Sí, es terrible estar con un ser tan infrahumano como Lestat -contraatacó Katy mirando a Amber con preocupación -¿qué te sucede Amber?, te noto extraña, ¿te hizo algo el chupa sangre éste?

-¿Te chupó la sangre? –preguntó Lestat riendo.

-Déjenla tranquila. Está un poco asustada –Respondió Uriel. –Las llevaré a casa, y a ti también, Lestat –caminó hacia el auto.

Amber se dejó llevar por Uriel hasta el auto, Katy les siguió un poco preocupada por Amber mientras que Lestat les miraba aburrido.

Uriel las llevó hasta la casa de Katy, ellas se apearon del auto y se despidieron, Katy irritada y Amber aún apenada.

Uriel siguió manejando hacia la casa de Lestat.

-¿Qué tal si vamos a un bar? –le preguntó Lestat.

-No…

-¿Por qué? ¿Sabes la cantidad de mujeres necesitadas que van a ese sitio?

-Sí.

Lestat lo miró pasmado. -¿Y? ¿No quieres ir?

-Ya te dije que no, ¿debo repetirlo?

-OK, OK. ¿Qué hizo la bailarina esa? ¿O qué le hiciste? Algo debió pasar para que estés así.

-Nada… Sólo que la hice llorar. La insulté, y ella estaba asustada por la obscuridad.

-¿Nada más?

-Nada más.

-No creo que haya sido solamente eso.

-Lo fue.

-Bueno, si tú lo dices…

Uriel detuvo el auto frente a la casa de Lestat. –Buenas noches –dijo con sequedad.

Lestat lo miró extraño. –No sé qué te hizo la mujer esa. Pero sea lo que sea, no fue bueno –se bajó y entró a su casa.

Uriel siguió hasta su casa. Al llegar, vio a Caleb dormido; pensó que se parecía a las gallinas: apenas se oculta el Sol, se duerme. Se acostó en la cama de su habitación y lo único que hizo fue pensar en los ojos grises de Amber mirándole con temor y sus labios tibios y rozados, esperando a que él los besara.

Amber y Katy cenaron cuando llegaron, los padres de Katy estaban en el extranjero, así que sólo estaban ellas y el mayordomo de Katy, Salomón, en la casa.

-¿Necesitan algo más, señorita, antes de que me retire? -preguntó Salomón a Katy, ésta miró a Amber que negó con la cabeza.

-No gracias Salomón, te puedes retirar -contestó Katy amablemente.

-Muy bien, que tenga buena noche, señorita Katherine, señorita Amber.

-Igualmente Salomón.

Una vez estuvieron solas en la enorme habitación color rosa pálido de Katy, ésta se acercó a Amber que estaba como ida mirando para el techo mientras estaba acostada en la gran cama doble de Katy.

-¿Qué te hizo el chupa sangre? -preguntó Katy con voz firme.

Amber le miró distraída.

-Nada.

-¿Nada?

-Absolutamente nada -afirmó Amber con voz suave casi susurrando -no pasó nada -repitió como si se lo dijera a sí misma.

-Debió haber pasado algo para que estés así.

-¿Katy?

-Dime.

-¿Cómo se siente el amor?

-¿El amor?... mmm... bueno, así como que quieres estar con esa persona, tu cabeza da vueltas, sientes que flotas o mariposas revolotean en tu estómago, además de que en algunos casos te sientes muy apenada y el corazón se te acelera -respondió Katy -¿por qué preguntas?

-No lo sé, sólo por curiosidad -respondió Amber, volviendo a mirar al techo; lo que dijo Katy afirmó su mayor temor, al parecer lo que sentía por Uriel no era mera atracción, era mucho más que eso, se estaba enamorando de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario